Segmentación de clientes. El primer paso para un cumplimiento AML eficaz
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Segmentación de clientes

En la era del cumplimiento basado en riesgos, la segmentación de la cartera de clientes es una herramienta fundamental para prevenir el lavado de dinero y otros delitos financieros. Más que una opción, se trata de una obligación legal para los sujetos obligados según la normativa salvadoreña e internacional. El objetivo es claro: identificar qué clientes representan mayor riesgo y aplicar controles proporcionales y eficaces.

En El Salvador, esta obligación está respaldada por:

Reglamento de la Ley Contra el Lavado de Dinero y de Activos (LCLDA), artículos 23 y 24, que exigen establecer metodologías de evaluación de riesgo y segmentación.

Instructivo UIF 2023, que obliga a clasificar y documentar el nivel de riesgo de cada cliente, con revisiones periódicas.

Recomendación 10 del GAFI (y su nota interpretativa), que promueve un enfoque basado en riesgo (RBA) para prevenir el uso del sistema financiero con fines ilícitos.

¿Por qué segmentar?

La segmentación permite a los oficiales de cumplimiento y a las empresas:

  • Detectar más rápidamente comportamientos financieros inusuales o sospechosos.
  • Aplicar medidas proporcionales de debida diligencia (simplificada, ampliada o reforzada).
  • Prevenir relaciones comerciales con clientes de alto riesgo sin los controles necesarios.
  • Optimizar el uso de recursos y focalizar esfuerzos de monitoreo.

5 pasos para implementar una segmentación eficaz

  1. 1. Definir criterios de clasificación: Considera variables como el tipo de cliente (natural o jurídica), si es PEP, su actividad económica, volumen de transacciones, jurisdicción de origen, canal utilizado (presencial o digital) y productos contratados.
  2. 2. Asignar una calificación de riesgo: Usa escalas como riesgo bajo (1), medio (2) y alto (3). Puedes apoyar esta evaluación con códigos de color: verde, amarillo y rojo, respectivamente.
  3. 3. Crear segmentos homogéneos: Agrupa a los clientes según su puntaje de riesgo. Esto facilita establecer estrategias de monitoreo diferenciadas. Por ejemplo:
    • a) Clientes de riesgo bajo: seguimiento anual.
    • b) Clientes de riesgo medio o alto: monitoreo reforzado, verificación de ingresos, consultas en listas restrictivas y fuentes abiertas (OSINT).
  4. 4. Aplicar controles diferenciados: Según el nivel de riesgo asignado, aplica documentación adicional, validaciones periódicas, procedimientos especiales y alertas automáticas en el sistema de monitoreo.
  5. 5. Actualizar y monitorear: El riesgo no es estático. Revisa cada cliente al menos cada 6 o 12 meses, o ante cambios relevantes en su actividad, productos contratados o comportamiento financiero.